lunes, 9 de mayo de 2016

Acaba el curso.

Después de haber casi acabado el peor trimestre de segundo de bachillerato, puedo decir que los momentos como este en los que escribo en el blog (tanto como los que paso en clase) son de los pocos momentos que aunque esté haciendo un trabajo (supongamos que se podría comparar con un examen también) me relaja y me siento a mi misma.
Me explico, cuando estoy haciendo un examen de historia por ejemplo, siento que la que está escribiendo no soy yo, sino otra persona que se ha aprendido unas hojas de memoria para luego esculpirlas mientras que cuando estoy escribiendo en el blog siento que soy yo la que escribe porque es lo que hay en mi. Por lo tanto, lo que realmente he aprendido porque ni si quiera me hacen falta apuntes para mirar si me falta algo o no por poner en el blog. 

Esta clase la pongo en total relación con el tema que vimos de la neuroeducación, que de todos los temas, ha sido el que más me ha gustado. No se si por el año tan duro que todos hemos tenido que vivir y los cambios que esta propone o porque esos cambios son los que me gustaría a mi poder aplicar cuando sea profesora.  

La cercanía del profesor que la neuroeducación ofrece al alumno junto con el aprendizaje del propio profesor de sus alumnos, es algo que no se da (en muchos casos) y algo que creo que yo (en un futuro) y todos los profesores deberíamos dar.

De la asignatura de psicología me quedo con la libertad, con el compañerismo y con cómo me ha enseñado a aprender. 

1 comentario:

  1. Muy buena reflexión, Iris. Espero que esos cambios tan necesarios vayan poco a poco siendo realidad. Me alegro que te haya enseñado a aprender esta clase. Ha sido un placer trabajar contigo. ¡Te deseo lo mejor!
    Un abrazo

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